A cinco años del crimen del docente neuquino Carlos Fuentealba, asesinado por la policía provincial cuando reclamaba salario digno, la CTA Nacional coloca este miércoles a las 16,30 una placa en la puerta de su sede para honrar su memoria y redoblar el compromiso en la búsqueda de la justicia completa.
El homenaje se realizará esta tarde a las 16,30 en el edificio de Lima 609 de la Ciudad de Buenos Aires pero además habrá actos en todo el país.
“Carlos Fuentealba fue un maestro neuquino que murió asesinado vilmente en una de las marchas que su gremio ATEN había convocado en Arroyito que es donde confluyen las rutas que van al circuito turístico”, señaló en diálogo con ACTA el docente Darío Perillo, secretario de Organización de la Central.
También resaltó que Fuentealba era muy fiel a las resoluciones que se tomaban en las asambleas de su gremio. “Era un maestro muy querido por sus alumnos y sus compañeros. A Carlos Fuentealba lo matan mientras intentaba convencer a sus compañeros que se retiraran del lugar donde se estaban manifestando por sueldos dignos. Le dispararon una granada en el vidrio del auto y le pegaron en la cabeza. Murió en muy pocas horas”, resumió Perillo la atrocidad del crimen.
El 4 de abril de 2007 en Arroyito, provincia de Neuquén, durante una movilización que formaba parte de una huelga convocada por el sindicato docente de ATEN (Asociación de Trabajadores de la Educación de Neuquén) Carlos Fuentealba fue fusilado por la policía provincial.
El compañero se encontraba en el asiento trasero de un auto que se retiraba del lugar, cuando un policía, José Darío Poblete, integrante del Grupo Especial de Operaciones Policiales (G.E.O.P.) disparó una granada de gas lacrimógeno hacia el auto, que se encontraba a unos 2 metros de distancia. El cartucho de gas lacrimógeno atravesó el vidrio del vehículo e impactó en su nuca.
Las tizas no se manchan con sangre
“Tuvo un impacto terrible: matar a un maestro en Argentina. Hubo una gran oleada de bronca. Ese 4 de abril de 2007 fue terrible. La consigna Las tizas no se manchan con sangre circulaba en los correos, en todos lados. Después empezaron miles de conmemoraciones. El principal responsable es el gobernador Sobisch que es el que mandó a reprimir a los maestros por eso se pide justicia completa y cárcel a Sobisch”, detalló Perillo.
El secretario de Organización de la Central agregó que el caso de Fuentealba fue como tocar un resorte en la sociedad: “el maestro tiene ese lugar, es el que educa a nuestros hijos y nietos. Me parece que era justo que la CTA que se ha plantado en defensa de los derechos de los trabajadores e hizo una gran movilización por derogar la ley antiterrorista tomara una medida de este tipo en homenaje a este trabajador en particular pero a todos los trabajadores que dan su vida solidariamente con la lucha de los trabajadores. Además era una lucha salarial. Matar a un maestro en una lucha salarial cuando todos coincidimos en que el sueldo docente es absolutamente insuficiente, es atroz”, concluyó Darío Perillo.
Además del descubrimiento de la placa, será una nueva oportunidad para recordar a Carlos Fuentealba y seguir exigiendo cárcel a los instigadores políticos, al ex gobernador Jorge Sobisch y una justicia completa. Cabe recordar que el único condenado por el crimen del maestro neuquino es el cabo Darío Poblete, a quien se encontró culpable de disparar directamente y desde atrás al vehículo en el que se desplazaba Fuentealba.
La Central de Trabajadores de la Argentina de Neuquén convocó a un paro y movilización para el 4 de abril a cinco años del asesinato de Carlos Fuentealba. “No olvidamos. No perdonamos. No abandonamos nuestras luchas”, dice el comunicado de los trabajadores neuquinos quienes llaman a concentrarse a las 12 en el Monumento al General San Martín de la capital neuquina.
Por su parte, ATE-CTA seccional Mar del Plata invita a todos los trabajadores y trabajadoras al acto homenaje que se realiza hoy a las 18,30 en la Avenida 9 de julio 3581 donde se descubrirá una placa recordatoria en su nombre y se volverá a repetir hasta el cansancio que las tizas no se manchan con sangre.